En la actualidad el consumo de
estupefacientes se ha extendido de forma exponencial, aumentando tanto los
consumidores esporádicos como los habituales. De este modo, se hace necesario
un acercamiento, por parte de los profesionales y futuros profesionales
sanitarios, de los efectos que nuestro cerebro sufre y sus consecuencias a
nivel clínico.
En
primer lugar, ha de destacarse que en España la droga más consumida, teniendo en cuenta los consumos esporádico y
habitual es el alcohol, seguida del tabaco, el cannabis, la cocaína y otras
drogas como fármacos tranquilizantes con o sin receta, etc. Ha de destacarse,
que si fijamos el punto de referencia en el consumo habitual, es el tabaco
quién pasa a ocupar el puesto preponderante desplazando de la cúspide a su
compañero etílico. Teniendo en cuenta los datos, y retomando la afirmación
inicial parece, como mínimo, necesario poner al alcance de la sociedad la información relativa al consumo.
Para proseguir con esta exposición el lector ha de conocer una serie
de términos que le ayudaran a adentrarse en el mundo de la neuropsicología,
pudiendo comprender la drogodependencia desde diferentes perspectivas,
entendiendo todos aquellos cambios conformacionales sucedidos en el encéfalo y
en el cuerpo del enfermo dependiente. Estos son los siguientes:
- Droga
(OMS, 1969): “Toda sustancia que,
introducida en el organismo por cualquier vía de administración, produce una
alteración del funcionamiento del
sistema nervioso central del individuo y es, además, susceptible de crear
dependencia, ya sea psicológica, física o ambas”.
- Adicción (DMS I-V): “ patrón mal-adaptativo de uso de sustancias
que conlleva un deterioro o malestar clínicamente significativo, expresado por
tres (3) ó más de los ítems siguientes; en algún momento de un período continuo
de doce (12) meses.
(1) Tolerancia, definida por (a) una
necesidad de cantidades marcadamente crecientes de la sustancia para conseguir
la intoxicación, o el efecto deseado o, (b) el efecto de las mismas cantidades
de sustancia disminuye claramente con su consumo continuado.
(2) Abstinencia, definida como
cualquiera de los siguientes ítems (a) el síndrome de abstinencia
característico para la sustancia o (b) se toma la misma sustancia (o un muy
parecida) para aliviar o evitar los síntomas de abstinencia.
(3) La sustancia se consume en
cantidades mayores o durante un período más prolongado de lo que originalmente
se pretendía.
(4) Existe un deseo persistente o se
realizan esfuerzos infructuosos por controlar o interrumpir el consumo de la sustancia
(5) se emplea mucho tiempo en
actividades relacionadas con la obtención de la sustancia (p.ej., visitar a
varios médicos o desplazarse largas distancias), en el consumo de la sustancia
(p.ej., fumar un cigarrillo tras otro) o en la recuperación de sus efecto.
(6) reducción o abandono de
importantes actividades sociales, laborales o recreativas debido al consumo de
la sustancia.
- Drogodependencia
(OMS, 1969) "(...) estado psíquico, y a veces físico, resultante de la
interacción de un organismo vivo y una droga, caracterizado por un conjunto de
respuestas comportamentales que incluyen la compulsión a consumir la sustancia
de forma continuada con el fin de experimentar sus efectos psíquicos o, en
ocasiones, de evitar la sensación desagradable que su falta ocasiona. Los
fenómenos de tolerancia pueden estar o no presentes. Un individuo puede ser
dependiente de más de una droga".
Como
podemos sustraer de esta definición, se considerará droga aquella sustancia que produzca una alteración en el SNC. El término sustancia
es de vital importancia en la definición de droga y drogodependencia ya que
aleja a otras patologías relacionada con la dependencia como la ludopatía, la
cleptomanía, etc. Así bien existen conductas adictivas asociadas a otros
factores diferentes a los estupefacientes, en ese caso hablamos de adicción no
farmacológica, dónde los últimos estudios en neuroplasticidad demuestran que
también se suceden cambios estructurales y fisiológicos en el cerebro.
Sistema de recompensa
Los sistemas de recompensa son centro
ubicados en el sistema nervioso que interactúan con una serie de estímulos
específicos y naturales. Dichos sistemas se encuentran regulados por unos neurotransmisores específicos que
permiten que el individuo desarrolle conductas aprendidas asociándolas a
eventos agradables (refuerzos positivos) o aversivos (castigo positivo). “La vía de recompensa cerebral meso-accumbens es la región
principal del cerebro que desarrolla estas conductas; está presente en todos
los mamíferos y motiva las conductas aprendidas para la sobrevivencia y
reproducción. La acción directa de las diferentes sustancias adictivas sobre
los sistemas de recompensa puede
producir estimulación, inhibición o activación de varios tipos de
neurotransmisores y receptores; por tanto, afectan a la propia química natural
del cerebro. El ser humano tiene conductas que aprende de forma natural, como
la adaptación del recién nacido a la presencia del alimento, al calor y a los
cuidados que la madre le proporciona en sus períodos de nutrición.” Si la
actividad es agradable, los sistemas
de recompensa la añadirán a los mecanismos conductuales. Los efectos producidos por el consumo de
una sustancia psicoactiva puede estimular intensamente los centros de placer, provocándose
el desarrollo de la drogodependencia. El consumo continuado del estupefaciente
producirá la habituación, del mismo modo que generará la dependencia física en
el individuo Es decir, el organismo se acostumbra,
haciéndose necesaria la presencia de la sustancia adictiva en nuestro cuerpo.
Cabe destacar que el consumo de diferentes sustancias simultáneamente puede
intensificar los procesos de recompensa; por ejemplo, la mezcla de alcohol
y cafeína incrementa el gusto por la nicotina. De este modo se hace común
la ingesta de sustancias adictivas por pares, cómo en el caso de los
alcohólicos que, no por casualidad, suelen ser simultáneamente fumadores
Alteraciones Asociadas al consumo de
sustancias
Alcohol
El
alcohol es una droga de gran aceptación social, posee efectos tóxicos de gran
importancia a corto y largo plazo. Así bien, forma parte de la cultura de la
mayoría de las sociedades del mundo, situándose como la droga de mayor consumo
y que produce más problemas de carácter socio-sanitario.
-
Intoxicación alcohólica aguda.
Entre los
efectos del consumo agudo de alcohol destacan los cambios en el estado anímico, las alteraciones en la
coordinación motora, alteraciones conductuales (desinhibición), confusión, somnolencia,
etc. Pudiéndose terminar en cuadro agudos (coma etílico, parada
cardiorespiratoria, etc.).
- Síndrome de abstinencia.
Aquellos individuos ya habituados al consumo de
alcohol generan mecanismos de tolerancia y dependencia, de este modo el cese
brusco de consumo de la sustancia etílica provoca el síndrome de abstinencia,
consistente en temblor, taquicardia, sudoración, insomnio, nauseas, trastornos
de la percepción y del pensamiento (alucinaciones,
delirios, delirium tremens, …), etc.
Las alucinaciones suelen ser de carácter visual. Se observa una respuesta anormal
a la estimulación con luces intermitentes (fotomioclono) en el registro EEG
intercrítico de los pacientes con deprivación alcohólica (F. Bermejo)
El síndrome de abstinencia más grave del
alcoholismo es el delirium tremens, el
cual puede llegar incluso a ser mortal. En su cuadro clínico, se puede observar
hiperactividad simpática, síntomas psicóticos, alteraciones de la percepción y
del pensamiento (alucinaciones visuales y táctiles relacionada con tematicas
como los insectos, las personas etc.).
-
Polineuropatía alcohólica.
Es un
trastorno común en alcoholicos, más
frecuente en mujeres. Al inicio del cuadro, los síntomas son principalmente
sensitivos en forma de parestesias y disestesias a nivel distal de miembros,
que en ocasiones puede evolucionar asociando un componente motor en forma de
debilidad distal en manos y pies (sobre todo en musculatura extensora). También
es frecuente un componente de disautonomía con alteraciones vegetativas y
tróficas cutáneas que pueden favorecer el desarrollo de úlceras y escaras,
junto con trastornos de la motilidad gástrica y trastornos del ritmo cardíaco
en los consumidores crónicos.
El
diagnóstico es clínico y se confirma por estudio electromiográfico y
electroneurográfico.
Se trata
con suplementos vitamínicos y abstinencia de alcohol. Son frecuentes también en
los pacientes alcohólicos las neuropatías por comprensión, como la denominada
“parálisis del sábado noche”, producida por una compresión del nervio radial.