El cerebro de varias especies, entre ellas el cerebro del
ser humano, es un órgano que madura de
forma diferente según las características y la naturaleza del ambiente en que
se desarrolla. Las células del cerebro tienen la capacidad de adaptarse,
asimismo, cuando se produce algún daño
en el tejido cerebral, el cerebro
reacciona y es capaz de permitir una recuperación limitada de ciertas funciones
cerebrales afectadas. Normalmente esta adaptación consiste en cambios
estructurales y funcionales en la conectividad entre neuronas, tales cambios
cerebrales se denominan plasticidad
cerebral y hace referencia a la capacidad del cerebro de cambiar y
adaptarse al ambiente. Entre los procesos relacionados con la plasticidad
cerebral podemos encontrar: El aprendizaje, la memoria, la maduración en
funciones cerebrales, así como, la recuperación funcional de mecanismos
nerviosos alterados.
Existe una formación temprana de conexiones o sinapsis entre
neuronas, que recibe el nombre de sinaptogénesis.
Estas conexiones entre áreas y estructuras del cerebro se forman durante el
desarrollo prenatal y están genéticamente programadas. Uno de los
mecanismos adaptativos que guían nuevas conexiones hacia las sinapsis
apropiadas son los factores neurotróficos (o neurotrofinas). Las neurotrofinas
salvaguardan las células que consiguen hacer sinapsis en las primeras etapas de
desarrollo. De otra manera, las células que no consiguen hacer sinapsis son
eliminadas mediante un proceso de muerte
celular denominado apoptosis.
Las nuevas sinapsis están moduladas por experiencias
sesorio-motoras que ocurren en etapas tempranas de desarrollo, así, la estimulación sensorial tiene la capacidad
de lograr que algunas conexiones se fortalezcan y a su vez sean más complejas y
efectivas. Gracias a la plasticidad de las células el cerebro puede adaptarse a
las demandas del entorno. Los cambios cerebrales debidos a la experiencia
ocurren principalmente en etapas tempranas de desarrollo (primeras etapas
postnatales) aunque también, en humanos las técnicas de imagen cerebral y
magnetoencefalografía, han demostrado la formación de cambios corticales
funcionales y estructurales asociados a determinadas experiencias, por lo que,
aunque en menor medida también se puede dar plasticidad en etapas más avanzadas
del desarrollo humano.
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