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jueves, 15 de mayo de 2014

Las Turbosiestas para un mejor rendimiento

Los tiempos modernos parecen haber acabado con la siesta, gracias a los horarios continuos y lo mal visto que esta dormir en el trabajo, así como la falta de lugares adecuados, pero el cuerpo humano necesita horas intermedias de descanso. Hay estudios que certifican que una cabezadita por la tarde mejora el rendimiento. En Estados Unidos a esta cabezadita le llaman power nap “la turbosiesta” momentos de descanso que debemos aprovechar, ya que, conforme  mayor es la edad,  es más complicado quedarnos profundamente dormidos.
García-Borreguero nombra que las dos primeras y breves fases del sueño provocan cambios en algunas estructuras cerebrales principalmente el Tálamo, gracias al cual somos más o menos sensibles a los estímulos del exterior. James Maas profesor jubilado de psicología de la universidad de Cornell afirma que una siesta acaba con la somnolencia, reduce los tiempos de reacción y como consecuencia se disminuye la capacidad de cometer errores, mejorando así,  la productividad y la capacidad de pensamiento crítico y creativo. Al entrar en la segunda fase del sueño nuestro cerebro se aísla, cuestión que hace que nuestro sistema nervioso parasimpático gane importancia, así disminuye la función respiratoria y activa la producción de hormonas como la del crecimiento y la melatonina.
La NASA fue una de las primeras en estudiar las turbosiestas para una mayor efectividad en astronautas, y los resultados reflejan que la memoria operativa (que permite pensar en cosas y trabajar con ellas en la mente) mejora tras la siesta. Otro estudio del Instituto Nacional de la Salud Mental señala que la habilidad motora aumentaba un 20% tras una cabezadita

A pesar que esta idea va poco a poco tomando peso, aún resulta difícil acabar con los tópicos de vagancia por dormir entre horas, pero los resultados hablan por sí solos. Podemos echar varias cabezaditas al día, pero el momento  en que dormir se hace una necesidad biológica más evidente es ocho horas  después de habernos despertado, aunque una siesta es una ola a la que si quieres puedes subir o no, cada vez más se comprende que dormir bien no es un lujo es una necesidad.

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